PRINCIPIOS RECTORES DE LA FUNCIÓN NOTARIAL Y ACTUACIONES QUE COMPROMETEN SU VALOR

4ª Ponencia | Domingo 10:00-11:00

Carmen Velasco Ramírez,
Notario de Bilbao.
COLABORADORES:
- Pilar de Prada Solaesa,
Notario de Madrid.
- Juan Pino Lozano,
Notario de Málaga.
- Manuel Obeso de la Fuente,
Notario de Santoña.
  • Pilar de Prada Solaesa, Notario de Madrid.
  • Juan Pino Lozano, Notario de Málaga.
  • 
Manuel Obeso de la Fuente, Notario de Santoña.
ÁREAS A ANALIZAR:
  • Reflexión sobre las conductas notariales actuales que comprometen el valor de la función notarial . Consideración de cómo incide la configuración legal actual del notariado y la posición de los tribunales de justicia . ¿Desde dónde partir para definir la función notarial hoy?
  • ¿Es suficiente el régimen jurídico disciplinario vigente, o es necesario revisar la regulación para asegurar el valor actual de la función notarial?
  • Revisión del procedimiento y de los recursos humanos y materiales existentes. ¿Es suficiente hoy o hay razones para recomendar una actualización que asegure un sistema disciplinario real?
  • Contribución de los órganos corporativos. ¿Cómo asegurar una responsabilidad que contribuya al valor del Notariado?
  • Propuesta para asegurar que las conductas notariales sean reflejo del valor de la función notarial para responder a las exigencias actuales de servicio público. Código disciplinario.

PRINCIPIOS RECTORES DE LA FUNCIÓN NOTARIAL Y ACTUACIONES QUE COMPROMETEN SU VALOR

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Autor: Javier Vinader Carracedo, Notario de Bilbao.

En materia de deontología creo que se pueden apreciar dos ramas en las que profundizar.

La primera sería la relativa a la propia función.

La esencia del notariado y el fundamento de la función notarial han sido y deberían seguir siendo la seguridad jurídica y la imparcialidad. La sociedad siempre nos ha visto como un tercero en quien confiar, un profesional investido de autoridad que garantiza que lo que se hace ante el notario está bien hecho y que protege los derechos de todos, sin inclinarse por el poderoso. Por desgracia esa concepción del notariado se está perdiendo.

A nadie se le escapa que la profesión ha experimentado y se ha visto involucrada en grandes cambios. La evolución del mercado, las nuevas tecnologías, la fusión con el cuerpo de corredores de comercio, la introducción de la posibilidad de hacer rebajas hasta el 10% o negociar incluso la minuta por encima de los 6 millones, el arancel de máximos en las pólizas, el incremento del número de notarios en determinadas poblaciones, el aumento de los documentos redactados según minuta, el afán por satisfacer a los  operadores económicos, entre otras cosas, han hecho que la competencia se haya disparado y elevado a principio esencial, siendo la celeridad y la prestación de un servicio rápido y económicamente competitivo el principio fundamental que preside nuestra profesión. Si a eso le añadimos que por parte de nuestros órganos rectores se pone el foco en la colaboración con la Administración, el control del fraude fiscal y blanqueo de capitales, que son sin duda imprescindibles, la consecuencia es que se ha olvidado el fundamento de la profesión, que es la seguridad jurídica y la garantía de imparcialidad frente a todos los operadores, particulares y Administraciones. Que el notario sea garantía de imparcialidad y seguridad, de manera que cualquiera que acuda al notario tenga toda la tranquilidad y confianza de que sea quien sea con quien vaya a encontrarse en la notaría todos los que intervengan van a estar protegidos y garantizados en la seguridad que aporta la intervención del notario, es lo que justifica nuestra existencia. Sin duda hay que tener en cuenta la competencia, que es buena, y que la colaboración del notariado con la Administración para luchar contra el fraude es imprescindible, pero si olvidamos la esencia de nuestra profesión conseguiremos que nuestras prácticas estén presididas por otros criterios y eso afecta sin duda a la deontología notarial y a la subsistencia de la profesión. No debemos olvidar que la prevención del fraude la pueden también hacer otros. Por desgracia, con toda la crisis económica e hipotecaria que hemos sufrido, lo que se palpa en los medios de comunicación, que son reflejo del sentir social o creadores de opinión, lo mismo da, es una desconfianza hacia el notario, lo que se ha plasmado incluso legalmente con la cláusula manuscrita. Y no podemos olvidar que alguna responsabilidad tenemos en ello. Creo sinceramente que tenemos que recuperar nuestra esencia y fundamento, lo que no es en absoluto incompatible con la evolución.

La otra gran rama sería la dificultad de que las conductas que dañan al notariado sean objeto de sanción, bien por su falta de tipificación, bien por la falta de profesionalización de los instructores, bien por las dificultades en la prueba, pero lo cierto es que la mayoría de conductas que todos conocemos, quedan sin sanción, sin olvidar que muchos compañeros no tienen claro cómo actuar en determinados casos por falta de directrices claras.