Cuando X recibió en su correo electrónico el aviso de que el tipo de vivienda que llevaba buscando sin éxito durante los últimos meses había aparecido por fin en la aplicación de la Agencia Nacional Registral (ANR), sintió una punzada de excitación. Ya era hora. Comprobó rápidamente que la localización era ideal, y en cuanto a la superficie, la que necesitaba en este momento en que la familia aumentaba. Activó la aplicación VR y realizó una visita virtual de 25 minutos con toda la tranquilidad que el asunto requería. Habría que pintar, por supuesto, y quizás arreglar un baño, pero definitivamente le interesaba. Comprobó que el precio era perfectamente asumible y que incluso podría subirlo un 15% más. Este piso iba a ser para él.

Calculó la financiación que iba a necesitar y entró en la aplicación eligetuprestamo.com, de la plataforma de servicios bancarios Bizum. Permitió que la plataforma accediese a su situación financiera, cuentas, inversiones, declaración de renta y patrimonio y a los ficheros de solvencia positivos que operaban en el mercado. En menos de treinta segundos el sistema informático le destacó las tres mejores ofertas financieras: una con interés fijo del Sabadell, otro a interés variable del BBVA y el último con cuotas crecientes de Caixa Bank. Sonrió para sí pensando en el peregrinaje por diferentes sucursales que había tenido que realizar con ocasión de su primer préstamo bancario y recordó vagamente una noticia reciente en relación al cierre de la última sucursal bancaria en España.

Tras escoger la primera oferta el sistema le ofreció elegir entre tres modalidades de minuta de condiciones jurídicas. Las tres habían pasado el filtro de la Agencia Estatal Independiente de Protección del Usuario de Servicios Bancarios (en acrónimo AIPUS), actualizadas a las últimas sentencias del TS sobre cláusulas abusivas, que ya databan de 2019. La aplicación terevisamostuscondicionesgenerales.com de la plataforma de la Asociación de Usuarios de Banca (AUSBANC –reconstituida-) le aconsejó la número 2, en función de su claridad y de su menor índice de conflictividad judicial. Una vez cumplimentado el proceso entró en la plataforma ANR, pasó los controles –incluidos los biométricos- de identidad y capacidad y envió su oferta de compra. Ya solo quedaba esperar y vigilar la evolución de la subasta. Si resultaba adjudicatario al vencimiento del término indicado por el vendedor, en un mismo instante temporal se cancelarían las cargas anteriores, se transferiría e inscribiría la propiedad y se constituiría la nueva hipoteca a favor del banco por el importe exacto correspondiente a su última puja.

El vendedor –K- comprobó que había ya ofertas irrevocables por encima del mínimo, por lo que se dispuso a encargar la mudanza para el día convenido. Una vez desalojado el inmueble acudió a su notario de confianza a depositarle las llaves. Habían sido compañeros de colegio en el Pilar ya hacía demasiados años y nunca habían perdido del todo el contacto. Mientras subía despacio las empinadas escaleras de un desvencijado inmueble próximo a la Glorieta de Olavide recordó con pena el declive profesional de su amigo. De una lujosa oficina situada apenas a un par de calles de distancia, a esta covachuela sin más ayuda que una secretaria para todo. Un auténtico sabio, y sin embargo…

Continuará…