En los últimos tiempos parece que ha perdido fuelle el debate sobre la “elección directa de los cargos de consejo”. A mi juicio este debilitamiento se debe más a razones de hastío y de cierta calma corporativa que al que se hayan impuesto los argumentos de los defensores del sistema actual. Que recordemos se basa en que los Notarios elegimos a nuestro Decano y este reunido con los demás decanos designa al Presidente del Consejo General del Notariado y a la Comisión Permanente.

Esta comunicación es para poner de manifiesto que debemos suprimir el sistema actual porque racionalmente no admite comparación con la alternativa de la elección directa.

Propongo observar el problema con distancia, sin apasionamiento y con objetividad: Estaremos todos de acuerdo que el mejor sistema posible de elección de cargos al Consejo General del Notariado serán aquel que logre unos dirigentes que actúen de la manera más eficiente posible en beneficio del interés común del Cuerpo. Y una vez que desde una visión pragmática se tiene claro cuál debe ser el objetivo fundamental de los cargos elegidos –servir de la mejor manera posible al Notariado- , en una sociedad democrática como la actual habrá que escoger un sistema lo más democrático posible, puesto que son los votos de todos los compañeros los que en definitiva legitiman la actuación del cargo elegido.

Teniendo en cuenta ambos principios, el debate se aclara: Racionalmente el mejor sistema es el de la elección directa

Por supuesto que el actual sistema de “democracia orgánica” es democrático y legítimo, pero parece más democrático que en lugar de votar a un decano que luego vote por mi quien va a ser el Presidente del Consejo, yo, sujeto mayor de edad, y miembro del Cuerpo Notarial sea lo suficientemente maduro y adulto para elegir directamente a quien me va a representar y a quien defienda mi misma concepción de la profesión. Además ¿no es más democrático que mi voto valga lo mismo que, por ejemplo el de un Notario de La Rioja?

Y sobre todo, el argumento fundamental es la eficiencia. Parece sensato defender que en más productivo el que se vote una lista cerrada por el candidato a Presidente de forma que el mismo se rodeé de un equipo de su confianza en lugar del sistema actual que obliga al Presidente a apoyarse en gente con la que puede no tener ninguna afinidad o simplemente responder a visiones distintas –aunque legítimas de la profesión.

En conclusión, que nos dejen ser responsables de nuestros actos y de nuestros votos…